Son las 5 de la mañana y nos acabamos de levantar. Con la mochila ya preparada nos despedimos de Gokarna.
Nos esperan 9 horas de trayecto en autobús hasta llegar a Hospet, después alli tomaremos otro autobús local a Hampy.
Nos esperan 9 horas de trayecto en autobús hasta llegar a Hospet, después alli tomaremos otro autobús local a Hampy.
Hampy es… como lo explicaría… una mezcla de culturas. A primera vista parece que Grecia, Egipto y los mayas se mezclen para formar un paisaje de contrastes, una belleza indescriptible, que unido al verde de los campos de arroz y las palmeras lo tornan único.
Pasadas las 4 de la tarde llegamos por fin a Hampy y guiados por un chico israelita que conocimos durante el trayecto de autobús nos hospedamos al otro lado del río en la guest house Tipi (250 rupias la noche). El sitio estaba muy bien y la decoración hippie le daba un toque de desparpajo al ambiente. Además las puestas de sol desde lo alto de las piedras por detrás de la guest house eran muy chulas. Pero no acabamos de cuajar en aquel lugar lleno de fumetas y alcohol que cada noche entonaban la misma sonata hasta que la bebida y el hachis enturbiaban sus mentes en el olvido mas profundo.
Como es biensabido y nos esta totalmente constatado… no hay duda de que por grande que sea el mundo, siempre hay cabida para las casualidades. Esas casualidades que te hacen decir la frase de “el mundo es un pañuelo”. Por tercera vez y sin buscarlo, volvió a cruzarse en nuestro camino Leire con quien ya habíamos compartido buenas charlas y algún que otro paseo en Goa y antes en Mumbai.
Y fue Leire quien precisamente nos guió al Goan Corner, guest house a unos 10 minutos de donde nos encontrábamos y que se llegaba a pie tras cruzar por en medio de unos arrozales.
Allí conoceríamos Mónica (gallega como ella misma y con un piquito de oro que hablaba a todas horas y nos hacia reir siempre), Marta (que esperando a hacer la temporada de verano en Ibiza había decidido emprender la aventura de viajar por la India unos 3 mesecitos) y por supuesto Unai (amigo y compañero de Leire en su viaje).
Y fue Leire quien precisamente nos guió al Goan Corner, guest house a unos 10 minutos de donde nos encontrábamos y que se llegaba a pie tras cruzar por en medio de unos arrozales.
Allí conoceríamos Mónica (gallega como ella misma y con un piquito de oro que hablaba a todas horas y nos hacia reir siempre), Marta (que esperando a hacer la temporada de verano en Ibiza había decidido emprender la aventura de viajar por la India unos 3 mesecitos) y por supuesto Unai (amigo y compañero de Leire en su viaje).
Así que sin vacilar cambiamos el Tipi por el Goan Corner (250 rupias) y allí pasaríamos unos días muy animados. Os comento que Hampa es famoso por ser cuna de escaladores que llegan a la ciudad en busca de sus preciadas rocas que como si fueran sirenas embelesan a los aventureros a probar suerte y quien mas o quien menos se queda atrapado en sus redes. Cada día que pasaba, el grupo crecía. Yullen, enamorado de las rocas y la altura disfrutaba acariciando la piedra hasta el punto de llegar a hipnotizarlas para poco después llegar a lo mas alto y darse por satisfecho al saber que ha conseguido poseer otra roca mas. Lorena, afincada en Barcelona acompañaba a Yullen y juntos iban a emprender la vuelta al mundo en un año.
Pero como es ley de vida, unos parten y otros llegan. Así fue como despedimos a Leire, Marta, Monica y Unai y les dimos la bienvenida a un grupo de escaladores que llevaban ya 7 meses recorriendo mundo sedientos de montaña. Con ellos pasamos largas horas compartiendo mesa y jugando al Carrom. Aunque había mucho compañerismo, fue con Carlos con quien más congeniamos, tal vez por que también compartimos más momentos. Momentos de palizas al carrom (él a nosotros, evidentemente de pura casualidad) y momentos de jugar a volleyball y disfrutar viendo lo débiles que somos cuando nosotros ataviados con nuestro mejor calzado y equipo deportivo nos hacíamos polvo, unos en el pie, otros en el brazo…. Y los indios, que jugaban con nosotros le daban a la pelota saltando entre las piedras descalzos y pisando mierdas de vaca cada vez que la pelota se salía del campo... Esto es India.
Pero como es ley de vida, unos parten y otros llegan. Así fue como despedimos a Leire, Marta, Monica y Unai y les dimos la bienvenida a un grupo de escaladores que llevaban ya 7 meses recorriendo mundo sedientos de montaña. Con ellos pasamos largas horas compartiendo mesa y jugando al Carrom. Aunque había mucho compañerismo, fue con Carlos con quien más congeniamos, tal vez por que también compartimos más momentos. Momentos de palizas al carrom (él a nosotros, evidentemente de pura casualidad) y momentos de jugar a volleyball y disfrutar viendo lo débiles que somos cuando nosotros ataviados con nuestro mejor calzado y equipo deportivo nos hacíamos polvo, unos en el pie, otros en el brazo…. Y los indios, que jugaban con nosotros le daban a la pelota saltando entre las piedras descalzos y pisando mierdas de vaca cada vez que la pelota se salía del campo... Esto es India.
A parte de los buenos ratos y experiencias gratas vividas en Hampy, también hubo cabida para visitar los rincones mas destacados de la ciudad, desde monumentos a unas supuestas cascadas que resultaron ser unos rápidos, y por supuesto disfrutar de la gastronomía tomando el fresco en The Mango Tree.
Pero el tiempo pasa y debíamos separarnos de Hampy ya que nos esperaba a tan solo 5 horas de autobús una maravillosa experiencia.
E-mail: unpaseilloporelmundo@hotmail.com
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