CHANDIGARH

23-26 de octubre de 2008

Nuestra llegada a Chandigarh fue un poco dificultosa, pues una vez en la estación de autobuses no sabíamos hacia donde dirigirnos. Eso si, coincidimos con gente muy maja, entre ellos con un par de Sijs de lo mas peculiares.




Como es costumbre, nada más salir del autobús un hombre se nos abalanzó ofreciéndonos habitación donde pasar noche. Tras varias negociaciones decidimos ir con él. Así que nos montamos los 4 en un autorickshaw y nos fuimos para el hotel.

Antes de continuar quiero hacer hincapié en un par de detalles acerca de la ciudad de Chandigarh.
Chandigarh es una de las ciudades más limpia y verde de la India. El famoso arquitecto francés Le Corbusier, se encargó de crear una nueva capital para Punjab con zonas residenciales poco densas y de casas bajas, divididas en sectores de 1 Km2, cada uno con sus tiendas, colegios y lugares de culto.




Así bien, y siguiendo con el relato de nuestra llegada a la ciudad, el autorickshaw nos llevó, creo recordar, al sector 44. Cual fue nuestra sorpresa que cuando íbamos a ver la habitación del hotel, en el mismo hotel nos dicen que esta completo. Bueno no pasa nada, hemos llegado tarde, vale, se puede entender. Nos vamos al hotel de al lado y más de lo mismo. Y en otro hotel y lo mismo. Fue en el cuarto hotel donde por fin nos enteramos de lo que estaba pasando. Joer, con lo fácil que es decirlo desde el principio. En fin, resulta que en algunos sectores no está permitido el alojamiento de extranjeros, pues el hotel necesita tener un permiso y ese permiso vale dinero y claro… si nos alojan en alguna de sus habitaciones se les puede caer pelo. Pero vamos que lo entiendo, joer pero que lo digan antes.

Total que seguíamos sin tener hotel, y el del autorickshaw, al que ya le habíamos pagado 20 rupias por el trayecto hasta allí, nos llevó a otro sector. Esta vez al sector 45.
Evidentemente, el taxista quería volver a cobrar. No fue nuestro error así que le dijimos que no le íbamos a pagar. Y así lo hicimos.
Pero estos hindis son cabezones a más no poder y emperrado en no perder dinero… pues que el tío se venía con nosotros a todos los hoteles a los que preguntábamos y claro… como es de suponer… quería llevarse a toda costa comisión.
Al final optamos por lo mejor. Buscamos un sitio donde cenar algo y luego ya pensaríamos en buscar hotel.
Ufff, menos mal. Al final se marchó. Y para suerte nuestra, que casualidad que en el mismo restaurante donde estábamos cenando había un hotel. Vimos las habitaciones y decidimos quedarnos allí (400 rupias por noche). Aunque el hotel parecía nuevo, las habitaciones dejaban un poco que desear. Estaban muy bien, con colchones y sabanas nuevas, azulejos del cuarto de baño nuevos… pero pami que acabaron la obra y tal cual se quedó, porque vamos… mierda tenía pa dar y vender. Y por supuesto pa ducharse otra vez a cubos y con agua fría (aunque eso ya no nos preocupa).
Por suerte, la cama y las sabanas estaban impecables. Eso sí, la almohada… eso era una piedra. Por dios!!! Estaba más dura que el hormigón.

Llega el día siguiente y con un sol radiante, Emilio y yo nos fuimos a desayunar algo por los alrededores. Resumiendo, Emilio se tomó un yogurt azucarado y una galleta de miel, y yo un te con una súper cookie y todo por 17 rupias, o lo que es lo mismo… bueno si es que no llega ni a 25 céntimos de euro.

Al rato fuimos a ver como estaban nuestros compañeros los holandeses. Ellos habían desayunado en la habitación del hotel.

Nos lavamos lo piños y nos fuimos en autorickshaw al centro de la ciudad que se ubicaba en el sector 17. El taxi nos costó 50 rupias todos y eso sería aproximadamente lo que nos costaría desplazarnos por Chandigarh los siguientes días.

Lo primero que hicimos nada más llegar al sector 17 fue dirigirnos a la estación de autobuses, pues allí es donde se ubicaba la oficina de información turística.

No nos hizo falta. Un señor de unos 70 años nos paró y muy amigablemente nos empezó a contar que él era el guardián de los turistas, y hasta nos enseño recortes de prensa en los que salía él. Que fuerte!!!! La verdad es que el hombre era majísimo. Una persona muy peculiar y sobre todo buenísimo. Su lema era: “Are you happy? I am happy if you are happy” o lo que es lo mismo, ¿eres feliz? Yo soy feliz si tú eres feliz.



Todo un personaje. Ese día fue increíble. Nos llevó a la terraza del hotel mas alto de la ciudad, desde donde se podía ver gran parte de ella. Nos metió en las entrañas de un banco y nos invitó a un chai (te con leche) en las cocinas del mismo mientras nos presentaba a una mujer muy agradable. Mas tarde fuimos a visitar el jardín de las rosas, que como su propio nombre indica ya os podéis imaginar que había en su interior. Y tambien vimos a un par de ardillas muy graciosas campando a sus anchas en busca de comida.




Nos metió en la cantina de la secretaria del gobierno, donde pudimos comer todos por 60 rupias. Nos enseñó la cocina y como hacían las famosas chapati (tortas de pan), nos llevó por todas las estancias que había allí y nos explicó muchas cosas acerca del lugar.




Luego nos llevó hasta la puerta del jardín de piedra, donde entramos, evidentemente sin pagar nada (la entrada creo que costaba unas 10 rupias por persona).




El jardín de piedra era precioso. Estuvimos dentro aproximadamente unas 2 horas y media. Este jardín fue construido a escondidas y durante las noches. Cuando por fin fue descubierto se quedaron tan asombrados por su belleza que decidieron que lo mejor era continuar con su construcción. Esta hecho todo de piedra y en su interior alberga maravillosas cascadas de agua y miles de figuritas de apariencia humana y animales. Podría seguir explicando más acerca del jardín de piedra… pero nada como verlo.






Antes de que anocheciera, dejamos atrás el jardín de piedra y fuimos a ver el lago Sukhna donde más tarde nos quedaríamos a cenar en un restaurante de lo más pijo. La cena nos costó a Emilio y a mi unas 300 rupias, 5 euros y cenamos de maravilla.

Luego de vuelta al hotel y a dormir.

El día siguiente fue… simplemente como estar en un sueño.
Este dia Jolanda no nos acompañaría ya que no se encontraba muy bien y tenia cagarrinas, por lo que decidió quedarse en el hotel a descansar.
Así pues, Gerbert, Emilio y yo fuimos a encontrarnos con nuestro amigo Narinder, el ángel de los turistas.
Os cuento un poco acerca de él. Tiene 73 años y aunque ahora jubilado, había sido el asesor de un Ministro del gobierno. Llevaba un turbante en la cabeza, por lo que dedujimos era Sij.

Nos explicó que hay diferente maneras de identificar a un Sij. La primera de ellas es por el turbante en la cabeza. El turbante suele ser de 5 metros de longitud y se lo enrollan en la cabeza con una maña que es la hostia. Actualmente, la juventud Sij usa otro tipo de pañuelo, más pequeño para enrollarse la larga trenza de pelo que tienen. También se les puede identificar porque llevan una pulsera en la muñeca, o una espada (o en su defecto el símbolo de la espada a modo de broche). Y otra manera de identificarlos, aunque la más difícil…. Jajaja es por que llevan calzoncillos ajustados, como una especie de mallas ciclistas. Nos estuvo contando Narinder, que una vez había un turista que salió a correr con sus mallitas puestas… y que un poco más y lo linchan. Claro, para ellos era como estar en calzoncillos por la calle y eso era una deshonra. Por suerte, el guardián de los turistas acudió en su auxilio y todo quedó en una divertida anécdota.

Pasadas las 9 de la mañana apareció nuestro ángel, tal y como habíamos quedado con él el día anterior. Que nos depararía este maravilloso día con él?
No hay palabras para expresar lo agradecidos que estamos por todo lo que hizo por nosotros.
Durante ese día fuimos tratados como auténticos reyes.
Primero visitamos un templo Sij, donde pudimos hacernos un par de fotos con la gente de allí y obtener algunos obsequios como una bolsa llena de arroz inflado dulce, o un caramelo de azúcar y algo más que no se el nombre pero que estaba malísimo.


De allí nos llevó a un templo Hindú, del que Emilio y Gerbert obtuvieron como obsequio un par de collares de flores y yo una banana. Una banana? Extraño obsequio no? Aunque más tarde entendí que en ese templo adoraban al dios Mono… y claro los monos comen bananas, así que me puedo sentir orgullosa de haber recibido una. Quizás me vieron y pensaron… que chica más mona… y de ahí que me hicieran el regalito, jejeje.




Después pasamos por un orfanato que había sido creado por la mismísima Madre Teresa de Calcuta. He de reconocer que ese sitio me llego al alma y hasta derramé alguna lagrimilla. Cuanta ternura había en ese lugar. Tuve en mis brazos a un niño de unos 4 añitos lindísimo y el resto de niños que allí había, aunque no tenían padres, parecían estar muy felices. El sitio era espectacular, modesto pero impresionantemente limpio y no le faltaba de nada. Por supuesto también había una zona para personas con discapacidades psíquicas y físicas. También estuvimos un rato con todos ellos y fueron dulcemente amables con nosotros. Aquel lugar parecía otro mundo diferente al que había justo a un paso tras cruzar la puerta.

Aún no habíamos podido asimilar la experiencia vivida cuando Narinder nos llevó a una residencia de ancianos. Bufff, se me ponen los pelos como escarpias de recordarlo.
El director nos hizo pasar a su despacho y nos pidió que por favor nos quedáramos a celebrar una ocasión especial con motivo de la fiesta nacional Dewali.
Nosotros por supuesto, aceptamos encantados la invitación. Se trataba de una especie de espectáculo en el cual intervenía un colegio de la zona y había actuaciones de baile de los mismos alumnos, y les entregaban regalos a los ancianos de la residencia.
Nosotros sentados en primera fila como miembros de honor. En una de las actuaciones de baile, nos sacaron a Gerbert y a mi a bailar (Emilio se quedó haciendo fotos y algún video) y … bueno… lo hicimos bastante bien, jajaja.
Todo el mundo quería bailar con nosotros y hacerse fotos, como si fuéramos estrellas de cine importantes. Las abuelas también llevaban una marcha en el cuerpo que paqué…





Antes de finalizar la fiesta me pidieron si podía decir unas palabras por el micrófono… y bueno como me daba un poco de vergüenza y no sabía que decir, le ofrecí a Gerbert la palabra, quien sin vacilar ni un momento la tomó.
Para colmo, había venido un periodista del periódico local y nos entrevistó. Así que en unos días saldremos en los periódicos de la región (por supuesto, intentaremos conseguir algún ejemplar de recuerdo).
Tras varios achuchones mas a la ancianitas, que aunque no hablaban nada de ingles, estaban encantadas con nosotros, abandonamos con pena aquel lugar.



Pero no se acababa aquí la historia..


Llegaba la hora de comer y nuestro ángel nos llevó a comer a un templo Sij, donde, evidentemente la comida fue gratis. Un exquisito plato de lentejas acompañado de una chapati. He de reconocer que las lentejas estaban riquísimas.


De allí fuimos a un colegio donde otra vez volvimos a ser el centro de atención. La directora del centro nos hizo pasar a saludar a todos los alumnos, clase por clase, nos hizo redactar en una hoja cuales habían sido nuestras impresiones acerca del centro y como no… foto de grupo. Una inmensa foto con los alumnos del centro y arriba del todo y junto a la directora… estábamos nosotros.


Demasiadas emociones fuertes de golpe, así que lo mejor era relajarse tomando un banana Lassi en la cafetería del campo universitario y echando una partidita a Carrom (una especie de billar hindú).




Pensábamos que ya no podía haber nada más que nos impactara cuando nuestro amigo Narinder nos volvió a sorprender llevándonos a una fiesta universitaria que se estaba celebrando cerca. La música a tope y en el escenario algunos jóvenes interpretaban diferentes coreografías… Más tarde se convertiría en discoteca donde hasta nosotros movimos el esqueleto a ritmo de música hindú.

Ya empezaba a oscurecer cuando decidimos dar por finalizada la jornada y regresar al hotel para ver que tal se encontraba Jolanda.

Una vez en el hotel, por suerte, Jolanda ya estaba mucho mejor, por lo que salimos los 4 a cenar y pronto nos fuimos a dormir, pues a la mañana siguiente partiríamos hacía nuestro siguiente destino: la ciudad de Shimla.



E-mail: unpaseilloporelmundo@hotmail.com

2 comentarios:

Unknown dijo...

Jo, ese hombre el del guardián de los turistas es genial! Que suerte habéis tenido! : )
El mejor guía turístico que te puedes encontrar en la vida! Jeje y encima gratis! (además sus gafas son muy xulas)


Pd: he recibido vuestro mail, me alegro de que todo os vaya sobre ruedas. Pues mi mozuelo se va dentro de 2 semanas a Egipto 1 mes, y ojalá les vaya igual de bien que a vosotros! Muxos Besos y hasta la próxima!

nora dijo...

Es genial lo que estais haciendo, lo estoy viviendo como si estuviera con vosotros.Seguid escribiendo que aquí continuaremos leyendo.Un abrazo.